Ahogado en humo contemplo con indiferencia los restos de mis dedos.
Todo un mundo ahí afuera y no obstante entrego mi vista a la sangre en mis manos,
y saboreo la sangre en mis labios,
y encuentro ese aroma que a cada respiro regala a mi vientre punzadas.
Respiros que llenan la mente de ideas y el alma de mares inmensos.
Todo esto se vierte en mis ropas y me hace sentir la humedad y el frío en el mundo.
¡Qué placer!
Es bueno flotar por un tiempo,
es bueno olvidar por un tiempo.
Pero es inevitable estrellarse en el suelo
al sentir el más mínimo encuentro
con la sola ilusión de perderse a uno mismo.
Nuevamente contemplo al mundo, y parece que en él te encuentro,
Pero justo cuando mi mano se acerca a tu hombro
Retomas el vuelo y me dejas hundido en el lodo…
en el todo…
estirando mis manos que despiden aromas punzantes…
que despiertan recuerdos oscuros.
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