martes, 20 de diciembre de 2011

Sorpresa de camino

Me sorprende el tener que respirar un aire hueco
Un poco de humedad podría caerle bien.
Me sorprende encontrar mis pasos sin un suelo
Y un poco de suelo no podría caerles bien.
La sorpresa no contiene el modo del paso descalzado
Ni el aroma de un clima extranjero
Tiene ésta la forma del destino aprehendido,
De su disfraz despojado, en su camino sometido.

Escucho inmutable los traspiés de su camino
Imaginando su rostro enrojecido,
sometido al cansancio del que avanza cuesta arriba
Con la bruma de la sed alejándole del río.

Y suenan en mis huesos las andanzas del tropiezo
Embriaga mis ojos la bruma de la sed

La sorpresa es del que siente el chapoteo de sus pasos
Cual piedras infinitas surcando las grietas de los pies.
Pero el río no avanza con nosotros si nosotros seguimos el rastro de la bruma.
Queda atrás. Y crece aveces su brillo en lejanía.

Pero con brillo
No se sacia la sed.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Se sentía extraño escribir las primeras líneas que comenzaran por decir algo… no era tan importante lo que se dijera; nunca fue importante el resultado. Es cierto que uno esperaba que lo que se dijera fuera bueno, cierto, que gustara. Pero las primeras líneas nunca obedecían a esas cuestiones. Se trataba tan sólo de escribir. Cualquier cosa podía ser buena: un sueño, una frase recogida de algún libro o plática, un color, sonido, cualquier cosa podía ser buena para comenzar… y sin embrago no cualquiera servía. Las primeras líneas determinaban la fluidez del texto entero; y todo sin que lo que dijeran fuera importante.

Y nunca supe cómo es que aparecían esas líneas. Ahora todo lo que escribo comienza por el sentido del texto, por aquello que quiero llegar a decir; pero no por el mero decir.

Hay veces que no me reconozco.

lunes, 27 de junio de 2011

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No.... mejor hoy no.