martes, 16 de febrero de 2010

Was soll ich dir sagen?


Dich nicht sehen, habe ich mich entschlossen.
Ich gehe ohne Furcht, die du nicht schon verlassen hast.
Du musst gehen und nicht um mich zu sehen abbiegen.
Du musst wissen, das ich dich immer hinter dir folge.
Ich will dein gewinner Orpheus sein,
werde ich aber deine verlassene Eurydike sein?

domingo, 14 de febrero de 2010

Hurgando


Tiene tanto que no escribo. No por lo menos para mí. No he sentido la necesidad; he estado “ocupado” haciendo otras cosas. Tan ocupado que me di un tiempo para buscar un encendedor viejo entre mis cajas (de recuerdos). No encontré el dichosos encendedor, pero sí encontré cartas, fotos, talones de entradas al cine. Como ya dije, estaba ocupado, así que no tenía intención alguna de leer esas cartas, pero el ver los títulos de las películas sobre el gastado papel me hizo sentir curiosidad por esos días. Y leí las cartas. Realmente las leí por primera vez, cuando me las dieron y las leí, no me pasó por la cabeza ni una de las palabras que decían. Ahora entiendo mejor muchas cosas. Cuando esas cartas fueron escritas yo había leído unas dos o tres novelas, los autores de las cartas citan textos que a la fecha no he leído. Recordé mi mala ortografía y por qué empecé a escuchar cierta música que ahora me encanta.
Qué tan lejos estaba de entender a la gente en ese entonces. Pensándolo bien, si por ese tiempo no podía entenderles, ¿qué me asegura que ahora lo hago?
Si algo he aprendido de ese entonces a ahora, es a decirle a la gente con la que convivo que soy muy torpe para entender las indirectas y los juegos del tipo no… directo.
En fin, creo que me quedé sin cosas que escribir. Ya no siento que haya cosas que pasen por mi cabeza que tenga que poner por escrito para darme cuenta de ellas. Antes eso era de todos los días. Incluso con los sueños es distinto. Solía soñar y poner en papel los sueños; tenía un cuaderno y una pluma en mi cabecera para no perder detalle del sueño al despertar. Ahora sólo los recuerdo mientras avanzo con el transporte público medio somnoliento; y ahí quedan, en un pedazo del día convertido en extensión de la noche.
Ya no mantengo mi diario. No mantengo correspondencia con nadie; a no ser con profesores, e incluso con ellos es poca la correspondencia.
Me dedico a lo mío (lo nuestro ☺). Y a pensar en el futuro. Tal vez al ocupar la imaginación en el futuro se pierde la imaginación sobre el pasado y, más importante aún, sobre el presente. Será que uno se hace viejo, adulto, y el presente no tiene sentido más que a partir del porvenir que se acerca o aleja dependiendo del presente.
No me gusta pensar que así sea conmigo. Me gustaría retomar mi diario, mi escritura de sueños, mis cartas con amigos. Todo eso está en un presente que parece ya haber terminado. ¿Volverá? …Puedo intentarlo…