viernes, 27 de julio de 2007

¡El Arco!


Gran película sin duda…
Uno de los comentarios más usuales es: “viejo cochino”.
No pretendo afirmar que el viejo no sea “cochino”, aun cuando no me lo parezca. Prefiero olvidar ese tipo de detalles, en este caso la diferencia de edades.
Si en esta historia nos quedamos simplemente con el despliegue de los sentimientos, su desarrollo e incluso decadencia, podemos llegar a conectarnos de manera más directa con ella. Por una parte un amor se desvanece por la necesidad de experiencias nuevas; por otra, un amor es constante y total, y en un primer momento aprisiona al ser amado por una ceguera enmascarada con egoísmo. El momento de ceder pareciera ser el culminante, y en cierta medida lo es. El primer amor renuncia al segundo, y éste, renuncia a aquel, pero junto con él renuncia a la vida. La partida del primero arrastra consigo la vida del segundo, qué mejor forma de expresarlo que con la partida del buque que arrastra una cuerda atada al cuello del anciano (verdaderamente mi parte favorita). Es un instante después cuando los amores se saben condenados, pero también se reconocen a sí mismos como tal, es decir como amores. Los amores condenados se aceptan de esa forma y actúan en consecuencia. Pero no con una resignación inútil, en lugar de esto, se eternizan en un momento, en una unión que rebasa los contextos mundanos, que rebasa un contrato, ya sea verbal o escrito. Es cierto que hay una boda, pero ésta sólo es relevante si tenemos presente la diferencia de edades, cosa que he decidido no hacer. Lo verdaderamente relevante es el orgasmo provocado por un cadáver en el mar. Ésta es la clave, la prueba de que los amores han podido inmortalizar su unión, sin atar ni ser atados. La unión es libre y liberadora.
Últimamente el amor abstracto me atrae singularmente. El amor sin rostro. Amor inmortal. Tal vez es por esto que pretendo ver en “El arco” esta abstracción de sentimientos, aunque puede ser sólo la historia de un viejo cochino… de orientales que sangran…

2 comentarios:

Lidia dijo...

Que bueno que has abstraido el sentimiento, me gustó manera en que describes la película. Definitivamente esa parte de la película también es mi favorita. Aunque en esa parte hay cierta intención por parte del viejo, él no pudo morir en realidad, por eso busca el cuhillo. En fin.

Saludos

No te olvides de la niña cochina.

jf.yedraAaviña dijo...

jajaja... no me olvido de ella... y creo que lo del cuchillo no lo menciono porque no lo entiendo... como que no encaja en lo que digo... tendré que darle otra pensada... jeje...

saludos..