domingo, 6 de julio de 2008

Tormenta


Pide el monje que regrese la tormenta

Pide el monje que regrese la tormenta
Pide que le sea devuelta la calma ensordecedora
Los ruidos que se funden con el fluir del mundo
Pide el monje que se apague su sentir.

Pide el monje que regrese la tormenta
Que en el cielo la luz pierda su constancia
Que el rayo borre el andar de las luciérnagas
Que la naturaleza se consuma en un destello.

Pide el monje que regrese la tormenta
Pide la tormenta al monje que aguarde su muerte con paciencia.

-Kizuta Kizuna-

martes, 17 de junio de 2008

Espacios


Hay espacios que no deben ser tocados por más tentadores que sean. Espacios que están destinados a algo distinto de nosotros mismos. Laberintos en los que sólo cabe un Minotauro; o lo somos, o no entramos, o entramos dispuestos a matar al que ya está. Hay espacios por los que vale la pena correr el riesgo de ser asesinados, pero no en todos depende sólo de nosotros.

¿Por qué hablar de espacios? Como siempre, me quedo sin respuesta. Sólo es hablar por hablar, es decir: ‘es un día lindo’, ‘parece que lloverá’. Ese tipo de comentarios que nos salvan de silencios incómodos, aunque bien sabemos que no todos son así. Escribir para no dejar el espacio vacío, la página en blanco. Hablar de algo que siempre terminará dando la vuelta y llevándonos a nuestro propio comienzo.

Espacios no sólo son esos huecos en el mundo, son también recuerdos en una mente, sensaciones en un cuerpo, sentimientos en un alma. Nos podemos enfrentar a distintos espacios que no pueden, deben, o quieren, ser llenados con nosotros. ¿Luchar contra esas imposibilidades? A veces resulta divertido, a veces molesto, a veces inútil.

Ejemplos hay muchos, algunos ya “clásicos”: La madrastra se enfrenta a la sabiduría popular en ‘madre sólo hay una’. No es necesario dar muchos.

En fin, mis ganas de llenar un espacio se han terminado. Sólo me resta confesar que nuevamente estoy desapareciendo, estoy dejando de ocupar algunos espacios que ya había “conquistado”. Y aun así, no me quedan ganas de ocupar unos nuevos.


Ajá,,, es cierto, hay que aprovechar el espacio para anunciar el nuevo Blog, un proyecto que no sólo es mío, o por lo menos eso espero,,, je…


visiten pues: COPROFILyA

sábado, 24 de mayo de 2008

Que noche más tiste aquella en la que completamente desangrado soñé con mi propia sangre. Y a la mañana siguiente escuchar a los otros decir: ‘ella está enferma’, ‘ella me hace daño’, ‘ella me quiere dejar’… nada de esto me conmueve, no hay nada más triste que decir ‘soñé con ella’.

Con estas palabras comenzó mi día. Pero quedaron ahí en la pantalla esperando que las continuara.

Al final no encontré hoy qué decir. Las palabras parecen no ser suficientes para recorrer cada pensamiento que me invade. Que si el mundo es esto, que si la conciencia aquello. Nada de lo que me preocupa encuentra palabras claras que lo expliquen, así como no puedo yo expresar mi propia preocupación. Hoy tuve la oportunidad de recordar la fe que alguna vez tuve. Recuerdo la forma en la que me sentía cuando escuchaba las palabras que suponía enteramente impregnadas de verdad. Todo tan claro, todo con una meta, todo con sufrimiento asegurado respondiendo a la gloria prometida. Una misión, una lucha que le daba sentido a todo lo que pasa junto a nosotros y nos roza.
Aun sigue impresionándome la idea de que somos un mar de percepciones. La unidad de lo perdido, si no es que de la pérdida. La esperanza se reduce a continuar flotando entre los escombros de lo que es, seguir siendo el oleaje de la pérdida.

Recuerdo mis prédicas cotidianas. Una siempre dirigida hacia el espíritu santo, pidiendo saber, pidiendo siempre ser parte de la verdad. La segunda dirigida al corazón de Jesús, pidiendo la fuerza para guiarme por esa verdad. Es curioso que me haya sentido abandonado por el corazón y no por la verdad, siendo que ésta es la que nunca he alcanzado. Tal vez la fuerza que me faltó fue la que me hacía querer la verdad.

Perdí a Dios. El mundo ya no es ese camino que por su longitud ocultaba el destino al que llevaba. Tan sólo es ese oleaje sin rumbo que no encubre destino alguno. Así es mi mundo ahora. En él lo importante no es el amor o el odio, éstos siempre tomarán formas distintas… guerras y resistencias; lo importante es… eso que en cada caso somos nosotros mismos. El vivir. Flotar como lo hacen las notas sobre un piano, y como lo hace la música sobre éstas.

Durante el día me siento lleno de ganas de hablar, de poner en palabras todo lo que llega a rozarme. Pero al final de día pierdo la sensación del roce y me quedo con palabras huecas que quieren llenar cada espacio, pero que por su vacío me son odiosas.

viernes, 16 de mayo de 2008

Lemmy: Encarnación brutal de la cabronez!!



Y este es de cuando los duros se ponen suaves... pero yeah! Lemmy, Slash y Ozzy!!!! merol!!!!

Mostración

Me disculparán ustedes por compartir semejante tarugada, pero he andado de simple últimamente y, muy a mi pesar, no puedo dejar de cagarme de risa cada vez que recuerdo mi mensa ocurrencia sobre la ‘mostración del objeto’ en el contexto heideggeriano. Así es, cada vez que ahora me topo con la palabra ‘mostración’, no puedo evitar imaginarme un objeto mutando en un “mostro”… jajaja… pendejo, pero así es…

Por ahora cada vez que me encuentre con la palabra ‘mostración’ al leer Ser y Tiempo, vendrá a mi mente una imagen como esta:


Puede que aquel famoso Gregorio entienda mejor que yo la mostración…

viernes, 9 de mayo de 2008

El espectáculo


Hubo una noche en que los zapatos de mi mujer aparecieron al pie de la puerta del baño. De no haber estado ellos ahí hubiera podido seguirme de largo hasta la recámara principal y, así, hubiera podido al menos dormir esa noche. En lugar de eso miré sus zapatos.
El derecho yacía de frente a mi, ligeramente desviado hacia la izquierda, como aquella pose que toman los cráneos de las mujeres cuando se las ha descubierto mirándonos de reojo. En cambio, el izquierdo yacía con la suela mirando hacia el techo blanco.
El guinda del zapato derecho resaltaba con el golpe de la luz azul que entraba por la ventana del baño sin que la puerta de éste, que en ese momento se encontraba enteramente abierta, le impidiera llegar hasta el pasillo. Miré guinda, azul, y el amarrillo de una suela, todo sobre el rojo de la alfombra. Miré lo que me parecieron ser sombras y en realidad eran huellas de humedad que salían del baño en dirección hacia mi; me esquivaban como si el cuerpo que las dejó hubiera perdido la fuerza en las piernas teniendo que buscar apoyo en la pared verde que tenía a mi izquierda. Nuevamente la mancha húmeda en la pared parecía una sombra: el olvido del caracol que ya no está sobre la hierba.

Ahora todo lo siento distante. Colores, luces, el sonido de los golpes en el interior de mi pecho, el roce de mis propios zapatos sobre la roja alfombra. Pero en ese momento, todo pareció tan real. El pasillo parecía haber cobrado vida, ser el cuerpo vivo de la reencarnación de algún pequeño animal nocturno que nace para ser enseguida devorado por su madre.

Volví sobre mis pasos y sobre las huellas húmedas. A cada paso, poco a poco, dejé de percibir la vida del pasillo. Mi cuerpo llegó a la sala, pero a mi mirada la retrasaba la oscuridad en ella. Tan lento como llegué ahí, mis ojos se acostumbraron a la poca luz, permitiéndome descubrir la huella, húmeda y aún tibia, del cuerpo de mi mujer en el sillón: ¡me derrumbé! Abracé el cojín que guardaba la huella de su cabeza; aun húmeda, aún tibia, hundí mi nariz en ella hasta que sentí que la humedad del cojín aumentaba. Quedé a oscuras, mirando al piso con el cojín entre las manos.

La imagen del cuerpo desnudo sobre el sillón me rondaba la cabeza. Habría salido del baño, desnuda, mojada, tiritando por el frío, tropezando una vez. Su piel habría pasado de un brillo azulado a la completa oscuridad de la sala, sólo para rozarse después contra la tela del sillón; y, ahí, secarse. Cada parte de su cuerpo debió estrecharse contra el sillón, como si éste fuera el amante que solía visitarla en las mañanas. Podría haber besado y abrazado el mismo cojín que ahora yo tenía entre las manos; incluso pasó por mi mente que pudo haberlo colocado entre sus piernas para recostarse de lado.

Me es difícil admitir que el imaginarla excitada, ya fuera ante un cojín o un amante, me excitaba más que el estar sobre ella.

En ese momento supe lo que había pasado. Tan simple como que se encontraba con su amante en la regadera, salieron aun mojados del baño entre caricias, besos, y un pequeño traspié. Se dejaron caer en el sillón y concluyeron la intención de la visita. Él se vistió, despidió y salió del departamento mientras ella aún descansaba en el sillón.
Cuando ya estuvo seca, se puso de pie, y escuchó en ruido que hice al subir los últimos escalones. Caminó de nuevo hacia el baño, pasó frente a la puerta abierta, abrió la puerta del balcón, salió, cerró tras de sí la puerta y se arrojó sobre el barandal hasta golpear el piso.

Todo era claro ahora: eso es lo que había pasado. Ahora yo podía dormir tranquilo. Caminé con la intención de cerrar la puerta del baño, recoger los zapatos de mi amada mujer y tirarme en mi cama para dormir abrazándolos, sintiendo el guinda terciopelo contra mi pecho.

Llegué hasta la puerta del baño, me agaché para recoger los pequeños bultos de terciopelo guinda y, al incorporarme, miré un par de sucias botas sobre el blanco tapete del baño, y, sobre ellas, una oscura silueta detrás de la cortina de plástico.
Entré en mi cuarto, me quité la ropa y me acosté en la cama.
Ella me abrazó, besó, y deseó buenas noches. Abracé los zapatos y miré toda la noche hacia el vacío, imaginando a mi mujer: tirada sin vida en la banqueta, excitada sola en el sillón, cumpliendo las promesas hechas a su amante, abrazándome por la espalda en la cama, arrastrando mis botas y mi abrigo hasta el baño, montando un espectáculo sólo para mí…

…usando sus zapatos.

martes, 22 de abril de 2008

jueves, 17 de abril de 2008

Café 1930


Hoy pensé en postear un escrito que tenía guardado para el proyecto “Agüita de horchata”. Esto se me ocurrió por andar escuchando ‘Café 1930’ del gran Astor. Pero no quise recordar lo que me llevó a escribir sobre el café. Así que, en lugar de eso escribiré un pequeño incidente ocurrido el jueves pasado; justamente algo relacionado con esa gran pieza de Piazzolla.

El contexto: me encontraba un tanto afectado por las varias cervezas que me había tomado y un tanto emocionado por las que me seguiría tomando. La plática resbaló extrañamente de Wittgenstein hasta Beethoven, y de ahí hasta mi interminable pleito con los músicos. Brevemente el problema es el siguiente. Cada músico con el que platico acepta sin pensar mucho que la música es el lenguaje universal, después, mañosamente, les pregunto si cada espectador obtiene lo mismo que los demás de su experiencia. obviamente contestan con un rotundo ¡NO! Premisas más, premisas menos me llevan a afirmar que la música no es lenguaje. Y es justo ahí cuando brincan los músicos.

Este sujeto con el que conversaba tomo inmediatamente lo que tenía a su alcance para aventármelo en la cara cuando vio que lo que él decía era llevado de manera mañosa a una afirmación horrible: la música no es lenguaje. Lo que tenía a su alcance era ‘Café 1930’, y me preguntó que qué me imaginaba al escucharla. En mi estado no pude más que responder: un café con ambiente melancólico. Inmediatamente respondió muy propia y pedantemente con una sonrisa burlona: esa pieza la compuso en un burdel.

No seguiré aburriéndolos con los detalles de la plática, ahora los aburro con mis divagaciones posteriores a la horrible borrachera y a la no tan horrible cruda.

Cuando decimos que el arte (no sólo la música) es un lenguaje, no podemos seguir enfrascados en la, un tanto obsoleta, visión del lenguaje como un modo de representación de hechos. La vieja afirmación de los pioneros de la filosofía del lenguaje: ‘el lenguaje es el espejo del mundo’, o ‘los límites del mundo son los límites de mi lenguaje’ no nos sirven más (aunque esa segunda resulta sugerente para muchas más divagaciones). De seguir con estas ideas podríamos llegar a la afirmación que tanto ha molestado a los músicos que han tenido la desgracia de platicar conmigo.

Sí, Piazzolla compuso eso inspirado en un burdel, no en un café, que fue lo que se me ocurrió al escucharlo. Pero eso no significa que el mensaje de la obra fuera la descripción de un burdel, o la descripción de un café. Ese es el error, creer que lo que comunica la obra de arte es una descripción de una situación en el mundo. Si creemos eso, definitivamente tendremos que aceptar que cada espectador interpreta lo que quiere, o que cada uno recibe un mensaje distinto. Esto suena muy básico, pero me lleva a ver cosas que no tenía claras al momento de las pláticas.

Comentando esto con un compañero en un café, él asentía a lo que yo decía y en una de esas dijo: sí, no es una descripción del mundo lo que el arte comunica, son sentimientos. En ese momento me detuve y dije, ¡NO!
No supe bien que responder, pero estaba seguro de que no eran sentimientos lo que comunicaba una obra de arte, y lo sigo estando. La solución al problema de qué es lo que comunica el arte es complicada. Por ahora sólo puedo decir que estoy buscando la respuesta en la disolución de los elementos del lenguaje, hay que deshacernos de emisor, receptor, mensaje y otros más. No hay que unirlos. Simplemente no existen, y ¿por qué? Simplemente porque la experiencia estética es la pérdida del principio de individuación.

Lo que siguió a la plática de café fue Hegel y su doctrina de la esencia, que si mal no recuerdo es la conformación del sujeto en la escala hacia el absoluto. También siguió mi desacuerdo con dicha idea, esa escala no es hacia el espíritu, absoluto o como le quieran decir, es más bien el descender hacia la completa encarnación personal, es decir, la realización máxima del individuo, la aplicación más radical del principio de individuación.

De ahí la platica resbaló hasta las mujeres y de eso ya no puedo hablar. En parte porque no hay gran cosa que decir, en parte porque no entiendo el tema, en parte porque mis dos lectores son lectoras…

Pero bueno, encontré algo por ahí...

Perdiendo su encanto la mujer amada, pierde su encanto el mundo. Ya no existe en mí el vacío reservado a esa mujer pero, al desaparecer éste, se ha creado un nuevo vacío, uno aun más tortuoso.

-Charles Macdowell-

lunes, 14 de abril de 2008

Slipping in velvet with “You're the one that I want”.

Asesinado por el fin de semana,,, pero, aun así, “Puñeteramente feliz”....

martes, 8 de abril de 2008

Calor, noche, mujeres.


El calor la hacía acostarse con la ventana abierta. Los mosquitos la hacían acostarse con la cortina cerrada. Llevaba varios días sin poder dormir, odiaba desde pequeña esos pequeños detalles que en verano se convierten en grandes molestias.

No hay nada como dormir abrazando las cobijas para cubrirse del frío con este calor no puede una abrazar algo el calor extenderse en la cama sin nada que cubra el cuerpo y si alguien entra por la ventana el calor los moscos no pueden entrar pero ya hay por lo menos dos adentro y si alguien entra yo estaré aquí totalmente desnuda sin protección alguna con las cobijas una puede fingir que está acompañada por lo menos puedo no sentirme desnuda el calor no otra vez menos podré dormir así y ahora grita no es suficiente con la bomba y los gritos de una hay que comenzar a gritar para evitar los gritos por lo menos no habría que pegarle quién puede tratar así a alguien el calor estoy desnuda y la ventana abierta y si alguien entra es mucho exponerse pero qué se le va a hacer no se puede dormir sin abrazar algo las cobijas la almohada si no una se siente sola siempre estoy sola pero hay que evitar sentirlo mucho o muy seguido con los brazos abiertos no se siente el calor pero y a quién abrazo qué abrazo para dormir es necesario abrazar algo o hacerse bolita para abrazarse uno mismo pero con este calor…

La bomba de agua se activó de repente a mitad de la calurosa noche. Ese fuerte sonido de la vieja bomba del edificio de departamentos no pudo pasar desapercibido para aquellos inquilinos que sufren de sueño ligero. La pequeña se despertó asustada, sudada. Entre las sombras no pudo encontrar a su madre que fumaba sentada junto a la ventana. El llanto de la niña siguió al sonido de la bomba como queriendo reforzar la malsana intención de ésta, como queriendo completar la tarea de aquella: despertar a los pobres inquilinos que sufren de sueño ligero.

Dónde estás mama mamita el ruido qué pasa el calor no veo en la ventana hay alguien mamá quién está dónde está mamá tengo miedo qué pasó que me calle por qué me grita ahora yo la quiero no puedo dormir que me duerma sí es lo que quiero huele raro no-puedo-ya-sueño-mamá-ventana-agua cae ya me duermo…

Afuera todo era silencio. Desde la ventana de su departamento podía ver hacia abajo las casas de los vecinos. Por ahí una luz prendida. Una lámpara mata insectos colgaba sobre una ventana iluminando las cortinas con un color morado, por momentos azul cuando el humo del cigarro pasaba ante sus ojos. Detrás de la lámpara y por entre las delgadas cortinas, podía verse en el interior del cuarto a una mujer desnuda rodar de un extremo al otro de su cama. Extendía los brazos, se tapaba la cabeza con la almohada y tiraba manotazos bruscos de vez en cuando. Era un bello espectáculo para la mirada cansada que junto a la ventana fumaba.

Quién será ella bendito calor no sólo me salva de gastar el poco gas que queda en el tanque sino que hace que esa tipa se revuelque en su cama desnuda no la reconozco es de esas que no compran en la recaudería prefiere ir al super el super antes ya no con las tarugadas que hace una se terminan los lujillos el super el calor bendito calor malditos moscos que el cigarro espanta los moscos sí claro mis piernas parecen fresas malditos moscos de veras que está chula la muchacha senos jóvenes antes ya no con las tarugadas que hace una a esa edad antes ya no bendito calor y esa tonta sigue espantando moscos se ve que su lamparita no sirve para un carajo los moscos chingá la puta bomba ya valió madres ahora qué chingados es la bomba cállate niña que despiertas a todo el edificio y si no se calla esa vieja de la puerta va a estar jodiendo mañana y ahora por qué no se calla que ya no pasa nada mamita sí ahora sí ni con la nalgada se calla bueno ya no puede despertar a nadie ya despertó a todos sí duerme mejor los niños se duermen rápido si se les da una buena nalgada pero qué chistoso hacen cuando tratan de calmar sus chillidos respiran bien cortado ya por fin al fin antes ya no con las tarugadas que hace una pero no como esa chamaca sigue dando jiros de veras que está chula bendito calor bendita lámpara ya todo callado otra vez esta niña antes ya no quién me viera con una hija con una hija si lo que quiero es meterme por esa ventana y divertirme un rato con esa chamaca de veras que está chula la muchacha…

La bomba se detuvo, pero el agua seguía cayendo en los tinacos del viejo edificio de departamentos. El sonido calmó a la niña, relajó a todos los que despertaron por su llanto, hizo que la joven desnuda se olvidara por un momento del calor y los mosquitos, sólo así consiguió dormir, ignorar esos pequeños detalles que en verano se vuelven grandes molestias. El sonido del agua cayendo llevó a la mujer de la ventana a encender otro cigarro mientras miraba a la joven desnuda, mientras dejaba resbalar su mano izquierda desde sus cabellos, rozando su cuello, seno y cintura, hasta perderse entre sus piernas. Asomarse, perderse, asomarse, perderse, asomarse, perderse, asomarse…


(Nota para Sofía criticona: Sí, la ausencia de signos de puntuación es intencional.)

domingo, 6 de abril de 2008

Desobedeciendo

“No escriba poemas de amor, apártese primero de esas formas que son demasiado corrientes y habituales: son las más difíciles…”
-Rilke-

Quiero encontrar un poema que te haya encontrado,
Para así sentir que eres mía cuando te amo,
Para así sentir tu ausencia cuando te extraño.

Arrancarte furioso del libro cuando te odio,
Levantarte tiernamente del piso cuando recuerdo tu llanto,
Escribir entre tus líneas cuando todos los oídos del mundo se han cerrado.

Quiero que estés en un poema que yo haya encontrado,
Para así llevarte conmigo siempre que me sienta solo,
Para así tener a alguien que guarde las lágrimas que derramo.

Escuchar el crujir de tu cuerpo cuando todo el mundo ha callado,
Sentir con mis manos tus letras en la oscuridad de mi cuarto,
Tenerte, cuidarte, extraviarte, olvidarte, encontrarte, maltratarte…

Sé que así nos tratamos todos, como poemas sobre hojas de papel,
Cosa que es buena explicación para la muerte y la vejez.
Por eso te quiero así, en un papel, al cual puedo permitirme hasta prenderle fuego.

… . ...... ..... . Marzo, 2005.

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sip, esos chavitos escriben pura tarugada… bueno, no estaba tan chavito… jaja.. fue apenas hace tres años… justo estaba guardado junto a mi certificado de prepa, que por cierto, pronto necesitaré… yeah! A empezar de nuevo!

jueves, 3 de abril de 2008

Recordando a ‘H’ sin poder hacerlo bien.


A veces las largas pláticas sólo me llevan a sentirme abandonado.
Me recuerdan que por las noches no quiero dormir, sólo espero encontrar aquello que llene los vacíos de mi vida.
Me recuerdan que por las mañanas no quiero despertar, por ser esto sólo el cobrar conciencia de aquellos vacíos y lidiar con ellos.

Y así, el prolongar la llegada del sueño, y el prolongar la llegada de la vigilia, sólo tienen en común el cansancio… el dolor del contraste: sueños hermosos ahuyentan la luz del amanecer; realidades desesperantes ahuyentan la luz plateada.

Y este maldito calor no hace más que hacer insoportable tanto el dormir como el estar despierto. Eso, y atraer un montón de moscos…

Alguien decía que había dos disposiciones de ánimo paradigmáticas:
el aburrimiento nos descubría la totalidad del mundo; la angustia, la nada. Pero hay un estado intermedio igualmente paradigmático: la desesperación.

¿Qué nos descubre éste?
Tan sólo la totalidad vacía que es el mundo….

...Ah! Sí:
y a un pobre diablo que la contempla.

viernes, 28 de marzo de 2008

Escurrir


Me encuentro con la idea de que el alma es espacio. Tan simple como eso. Espacio que por el momento ocupan nuestros cuerpos.
Invadir un cuerpo es invadir el alma.
Fumar es por ahora la forma más torpe de llenar ese espacio que por momentos se siente tan vacío.
Beber es por ahora la forma más torpe de sentir que el espacio propio se diluye con el resto del mundo.
¿Qué más sino espacio?
Si me pongo a pensar en el alma, desecho rápidamente la idea de que es sólo espacio. Si me pongo a sentir lo que es mi propia alma no quiero sentirla más que como espacio.
Torpeza mental, debilidad sentimental. Muchas pueden ser las causas que me llevan a esta idea tan simplona.

Ya había dicho antes que al resbalar mientras corría bajo la lluvia, las precipitadas gotas respetaron mi silueta.

Tal vez mi alma se cansó de mi.
Tal vez yo me cansé de ella.

O tal vez nada pasó.
¿Qué fue ese resbalar sino una imagen que escurrió por mis brazos hasta tocar el papel?
¿Vino de mi alma? No. Sólo pasó por ella al igual que todo lo que soy.

Todo escurre en el espacio que ahora llamo ‘alma’. No somos nuestra alma, no somos nuestro cuerpo, nuestra mente o pensamientos. Somos ese constante escurrir. No lo que escurre, no el espacio en el que todo escurre. Tan sólo el escurrir.

¡Qué mejor cosa para que escurra en nuestra alma que otra alma!

lunes, 24 de marzo de 2008

Me lo contó la voz…

“Cuando empieces a escuchar las voces, ignóralas.
¡Siempre están mal!”

-San Martín A. A.-

...que de las olas más lejanas se pierde y cae,
y despierta temblando a la orilla del mar.
Sigue soñando con la luz sobre el rostro.
La piel roja sólo tiene que seguir brillando.

No se sabe qué ha pasado. Solo,
ha llegado a la alameda concurrida.
Sigue arrastrando la fuerza del mar con sus hombros,
sigue despertando preguntas en los otros.

Tan simple como un ave caída.
Tan sincero como un niño rabioso.

Y, sin embargo, tanto misterio arrastran sus cansados pasos,
¡tanto!
que ni su cansada sombra puede ocultarlo.

sábado, 22 de marzo de 2008

¡Kafka llega!

Esto no tiene nada que ver con mi actual estado de ánimo, pero en el momento en que lo leí, ¡¡pegó justo en el blanco!!

“Fracaso, imposibilidad de dormir, imposibilidad de despertar, imposibilidad de soportar la vida o, mejor, el transcurso de la vida. Los relojes no concuerdan, el reloj interno marcha de una forma diabólica o demoníaca, por lo menos inhumana; el externo palpita conforme a la normalidad de su marcha discontinua.”

¡Hoy no podría volver a ese 'estado' aunque lo intentara!

Si mis gritos se perdieron en el viento fue sólo por la velocidad a la que huía. ¿¿De qué?? De la posibilidad de fracasar y, con ella, de la posibilidad de tener algo más que extrañar algún día…

jueves, 20 de marzo de 2008

Palabras atadas.


Terribles paseos bajo el fuego, mediodía,
Cansados pasos que arrastran sueños.
Ecos de sueños, terribles pesadillas.

Caminos vacíos, de sombras que encierran
Al pecho desgarrado y su mirada perdida.
Los recorre un fantasma, y en sus pasos hay vida.

Lo mejor: el final, el descanso,
Codos sobre rodillas, taza tibia entre los dedos.
El corazón bebe el llanto que nace muerto y helado.

Quien guía los pasos no puede sino burlarse de todo,
Del paseo, del camino, del fantasma, del olvido.
Hierve la maldad que en los labios se extiende.

Y aquí despierta mi mano al sentir de las palabras lo tenso,
Como si cada una estuviera atada a las paredes del cerebro.

¿Escribir? ¡Con un demonio! ¿qué escribir?
Soñar, mejor.
¿escribir sobre sueños? ¿acerca de la vida?
Sí, sin papel y sin tinta.

Tan sólo una caricia del pantano sobre el cielo,
Rasgar nubes que no ocultan un bello azul,
Sólo un vacío sincero.

¡Manchas!

Seguiremos desgarrando el mundo,
Pequeñas tumbas se alzan con el paso del tiempo.

¿Que el mundo es el lenguaje?
Entonces no es más que la interminable fila de las tumbas levantadas por el tiempo,
Tumbas que sin tiempo quedan cuando nosotros dispersos en ellas.

Y aquí despierta mi mano al sentir de las palabras lo tenso,
Como si cada una estuviera atada a las paredes del cerebro.

Y una chispa ahí ilumina ‘Amor’,
Y otra más ‘Apagar el llanto’.
Mismas chispas que iluminan palabras como ‘Hambre’, ‘Sueño’.
Mismas chispas que se encienden sin concierto mientras duermo.

Y aquí despierta mi mano al sentir de las palabras lo tenso,
Como si cada una estuviera atada a las paredes de mi cerebro.

lunes, 17 de marzo de 2008

Tengo miedo de tener pulgas…


Esta es una anécdota rápida; un tanto extraña incluso para mí.
Desperté, o más bien me levanté al sentir la voz de Juan que a las 7 de la mañana se despedía y disponía a partir a su casa. Me levanté y lo acompañé a la puerta, regresé a mi cama y seguí durmiendo. Alrededor de las 10 de la mañana recibí la llamada de mi tía, que me pedía ir a su casa para poner una lona y acomodar mesas y sillas para el festejo del cumpleaños de mi abuela, del cual no estaba enterado como es mi costumbre con los cumpleaños. Le dije que me esperara y que en 10 minutos estaría en su casa. Me levanté, me puse los pantalones, una playera y tenis (olvidé los calcetines); tomé mis lentes de sol y mi chamarra “roja” de cuero. Y mientras caminaba bajo el sol me sentía igual de sucio y arrugado que la chamarra. No llevaba cartera, dinero, ipod, celular, las cosas sin las cuales me he acostumbrado a no salir. Caminé pero no hacia casa de mi tía, sino hacia el metro ‘la viga’. Caminé bastante confundido, bastante ‘vale madres’ y con cara de molesto con la chamarra al hombro. Llegué a la entrada del metro, creo que si hubiera llevado dinero hubiera llegado más lejos, pero al darme cuenta de que estaba haciendo algo completamente inútil y sinsentido decidí regresar para tomar el camino a casa de mi tía. Pero de regreso encontré un colchón abandonado a un lado de la entrada del metro, justo debajo de un techito que lo protegía del sol; de seguro había servido para que algún indigente pasara la noche.
Y así sin más me acosté y me dormí. Desperté a eso de las 12:30 gracias a que pasó un tipo en bicicleta muy cerca de mi. me dirigí a casa de mi tía, ayudé a colocar las mesas y sillas, ya que debido a mi tardanza alguien más ya había colocado la lona. Acompañé a un tío al centro y después dediqué la tarde a hablar mal de cualquiera que dijera algo cerca de mí, con eso provocaba algunas risitas de mi hermana menor y severos reproches de mi hermana mayor, sobre todo cuando los comentarios burlones iban dirigidos a un sacerdote amigo de mi abuela… ahh… y también se molestaba bastante con mis comentarios mensos mientras al final del día veíamos “La pasión”… y así regresé a mi casa, encendí la computadora y me rasqué el cuello, con lo cual ahora me da miedo que me hayan saltado encima pulgas del sucio y viejo colchón.
¿En qué carajos estaba pensando cuando me quedé dormido ahí? No quiero sentirme así otro día; siento una ligera debilidad mental,,, tal vez no tan ligera… hoy sólo quiero bañarme inmediatamente y dormir. Ni siquiera tengo ganas de despertar después de eso. Estoy triste, y cuando recuerdo que no tengo motivos para estar triste, me enojo… estoy enojado y triste.

lunes, 10 de marzo de 2008

¿Nacen, o se hacen?



La cara de loco de este bebé es increíble, y más increíble cuando se sabe que ese pequeño de mirada perdida es nada más ni nada menos que el Wittgenstein,,, sí sí,, ese merol!!!


Y ante esta, sólo una palabra: Desconcertante.

(...) o bien: Reflexión dominguera...


El mundo es todo lo que abarca el significado de tres puntos suspensivos entre paréntesis.
El significado de esos puntos se hace explicito al cambiar el sentido ordinario del lenguaje, un cambio de sentido que nos haga olvidarnos del lenguaje mismo.
El lenguaje no es un espejo del mundo, es sólo el cristal sobre el cual se nos dibuja.
La poesía es la piedra que arrojamos contra el mundo.