lunes, 22 de septiembre de 2008

Momento de hoy

Y así ha pasado el tiempo, y así seguirá pasando,
mirando nubes grises escapar por mi ventana.
Y de momento parecen tan grises, en el gris de su estancia,
y a uno nuevo parecen lejanas, en su lejana partida.

Porque el gris no es más que azul triste
y lo lejano tan sólo es punzante en su cercanía.

La soledad sólo lastima cuando nos acompañan las lágrimas,
no cuando una sonrisa es la compañera.
No hay soledad absoluta si un sentimiento aparece en ella,
así como no hay recuerdos dolorosos, sino sólo dolor en los recuerdos…
y así nunca estamos solos.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Lo que no borré ni taché.


Escribo y borro, escribo y tacho.
Y sigue latiendo en mis dedos el ansia de decir algo.
Las ganas de ser algo más que un diálogo innarrado, abandonado a los vaivenes del transcurrir. Es eso o la ausencia de emociones que me exigen llenar los vacíos con palabras.
Ya estoy cansado de hablar de vacíos, cansado de hablar de palabras, cansado de esperar a que se forme mi reflejo en la eterna blanca superficie.

Quiero hablar de tantas cosas, entender todo lo que me pasa por enfrente. Abarcar todo el mundo en un parpadeo. Y siempre me quedo esperando, viendo todo con mirada confundida. Todo pasa y nada puedo atrapar. Quiero consumir el mundo en la brevedad de un poema, en aquella de una canción. Pero hay tanto detrás del sonido, tanto detrás de las palabras, tanto detrás del mundo que todo resulta ser sólo una probada.
A veces es tanto el brillo del mundo que cansa la vista e invita a dormir. El sueño, uno de mis más queridos vicios.

No es tanto el descansar. No es tanto el esperar la noche para cerrar los ojos. Es más bien ese dormir matutino, aquel que es inconstante y vívido. Cuando el sol ya no permite dormir, es todo un placer el sentir que podemos ignorarlo y entregarnos por completo a la embriaguez que produce la almohada.

Pero siempre es mal visto ese sueño, siempre dormir a esas hora es difícil. Implica faltar a algunos compromisos, o evitar hacerlos a esas horas. Sí, eso se llama flojera, pereza; pecados que se condenan incluso hoy en día, hoy cuando nada es ya pecado. Pero como todo pecado, lo que los mantiene vivos es el placer que representan.
Yo seguiré durmiendo hasta tarde mientras pueda, seguiré haciendo mis deberes en la noche. Puede ser que no duerma más que en un horario normal, y puede ser que no descanse tanto como en uno así, pero sí es más placentero dormir entre regaños del sol y parpadeos constantes.